Magalí Muñiz fue una sobreviviente de la última dictadura cívico militar. Falleció el lunes a los 60 años y la comunidad LGBTIQ+ despidió sus restos ayer en General Pacheco.
La activista Magalí «Maga» Muñiz, sobreviviente de la última dictadura cívico-militar y «parte fundamental» del Archivo de la Memoria Trans (AMT), murió el lunes pasado a los 60 años. En tanto, la comunidad LGBTIQ+ despidió sus restos en la mañana de ayer en General Pacheco y las redes se llenaron de recuerdos acerca de su trascendente aporte al movimiento por los derechos de la diversidad.
«Es un día muy triste. Magalí Muñiz era parte fundamental del AMT. Su trabajo, legado y su maravillosa personalidad quedarán siempre en el corazón de toda la comunidad», posteó la AMT que dirige María Belén Correa y que Muñiz integraba desde 2017 como una de sus caras más reconocidas.
Asimismo, Diana Magalí Muñiz había nacido el 9 de febrero de 1964 en la localidad bonaerense de Tigre y durante la dictadura cívico-militar llegó a estar detenida en el Centro Clandestino de Detención Comisaría 1° de esa Ciudad, que fue señalizado como sitio de la memoria en el año 2020.
Al mismo tiempo, con la vuelta de la democracia, la situación no mejoró sustancialmente para las trans, porque seguían vigentes los edictos policiales que criminalizaban su identidad y la prostitución callejera, situación que la empujó a emigrar a Neuquén en 1988.
«En 1989, tuvo su segundo exilio a Chile por la situación que estaba viviendo nuestro país donde el presidente Alfonsín entregaba el mando antes de tiempo y se corría el rumor de que podía volver la dictadura», comentaron desde el AMT.
Por otro lado, en los ’90 volvió a Neuquén, donde vivió por 30 años y desarrolló un intenso activismo, llegando a presidir la «Asociación Conciencia Vida» que trabaja por los derechos de las personas seropositivas.
Por otra parte, en 2017, luego de haber salvado milagrosamente su vida tras un robo violento, volvió a su Tigre natal y se vinculó al AMT, donde se desempeñó con gran entusiasmo hasta el día de su fallecimiento.
Luego en 2023 se había casado por civil con su compañero de siempre, lo que había anunciado con mucha alegría en sus redes sociales
Asimismo, era muy amiga de la hermana Mónica Astorga Cremona, conocida como «la monjita de las trans», a quien en un posteo reconocía como su «madre espiritual(…) la que me ayudó a salir de un infierno tan grande como son las drogas y el Alcohol y me enseñó qué había otros caminos mejores para andar en mi vida qué yo no conocía».
A la vez, la presidenta del AMT María Belén Correa, recordó que Muñiz se incorporó a la organización 5 años después de su creación, en 2017 y durante esa transición entre un archivo que era solamente virtual a uno que también era material, que significó la muestra en el Centro Cultural Haroldo Conti «Esta se fue, a esta la mataron, esta murió».
«Ella entró cuando se hizo más conocido el AMT y nos empezaron a reconocer dentro del ámbito de la memoria, fotografía y los museos. Y por eso cuando lo conocen, lo conocen como Magalí dentro», comentó.
Al mismo tiempo recordó: «Ella era la referente cuando se necesitaba el testimonio presencial de alguien del AMT, porque era una sobreviviente de la violencia policial en la Panamericana, de la dictadura, del exilio en Neuquén y Chile. Con el tiempo vuelve para Buenos Aires, después de una agresión muy fuerte, cuando la llegaron a dar por muerta y que le dejó marcas en la cara», dijo Correa.
Por otra parte, la activista contó que Muñiz venía desde hace tiempo con «muchos problemas de salud» como secuela de las violencias sufridas, en los últimos meses había tenido que someterse a «diálisis dos veces por semana por problemas renales», situación que le impedía trabajar desde septiembre, una indicación médica que ella a veces desobedecía porque «decía que la despejaba».
«Era una persona con muchas ganas de vivir, los últimos posteos son de sus amigas en carnavales, quizás pensando que le gustaría estar allí», comentó Correa.
Por otra parte, la presidenta del AMT resaltó que Magalí «fue muy querida por los lugares por los que pasó» y destacó la posibilidad que le dio el Archivo – donde hay un fondo documental con su nombre- «de rescatar su vida, sus luchas, y todo el ejemplo que fue para las jóvenes»
«Al Estado le exijo una reparación por todo el daño, pero no va a cubrir el daño que me hicieron que no se va a reparar nunca, y menos con dinero, porque yo viví presa la mitad de mi vida, pasé un montón de cosas que no tendría que haber pasado», había dicho en una entrevista para el AMT en 2022, con motivo de un nuevo aniversario del 24 de marzo de 1976.
«Yo era muy inteligente de chica, quería estudiar pero tuve que elegir entre ser trans y estudiar porque las dos cosas no eran compatibles, así que todo eso me lo deben. Yo fui trabajadora sexual porque no tenía oportunidad de ser otra cosa, y si viví todas las cosas que viví en la vida es responsabilidad del Estado por no darme derechos, un nombre, una identidad. No van a poder reparar nada del daño que nos han hecho pero por lo menos vamos a poder tener una vejez digna», comentó.
Asimismo, Muñiz murió este lunes sin haber recibido esa reparación que el colectivo trans viene reclamando para las mayores de 40 y sin haber dado su testimonio en los juicios por los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura cívico militar.