Finalizó con una proyección de 22.000 asistentes que se acercaron para conocer catálogos de 300 responsables de editoriales argentinas y de Latinoamérica y a la vez para consolidar una conversación entre lectores y editores que alcanza 12 ediciones.
La Feria de Editores (FED) finalizó su edición 2023 con una proyección de 22.000 asistentes que se acercaron al Complejo Art Media del barrio porteño de Chacarita para conocer catálogos de sellos de la Argentina y de Latinoamérica y consolidar una conversación entre lectores y editores que se mantiene y alcanza 12 ediciones desde esa primera cita en la radio La Tribu en 2013.
Asimismo, con la novedad de ampliar el horario hasta las 22 horas y comenzando el jueves en vez del viernes, esta FED se orienta a agregar cerca de 4.000 visitantes más que en 2022 y con excelentes ventas en general para los más de 300 responsables de editoriales que se convocaron desde las 14 horas en Avenida Corrientes 6271 para encontrar libros.
«El experimento de agregar un día salió muy bien, ampliar una hora quizás no debería ser necesariamente todos los días. Jueves y viernes ampliar una hora nos desgastó mucho porque empezamos la jornada muy temprano y quizás no tenía tanto sentido, quizás hay que pensar un horario para jueves y viernes y otro para sábado y domingo y comunicarlo muy bien», comenta Víctor Malumián, uno de los creadores de Ediciones Godot y de la FED.
En tanto, demandado pero feliz, el editor observa los pasillos organizados con los nombres de escritores como Luis Chitarroni, Sara Gallardo, Juan José Saer, Hebe Uhart, Tamara Kamenszain o Marcelo Cohen e indica que «no es una feria que mida emisión sino recepción», lo que implica que hacen entre 14 y 16 charlas y buscan «que estén a tope, a sala llena».
«Se busca que sean autores que publiquen en editoriales pequeñas y medianas, que se comparta cada charla entre dos editoriales, que no sean una mera presentación de libros, que tengan un eje temático relacionado con nuestras preocupaciones», indica como requisitos para motorizar las mesas entre las que este año estuvieron las de Beatriz Sarlo, homenajeada como docente, o la de Juan Cárdenas, Roque Larraquy y Soledad Quereilhac sobre imaginación científica y también literatura.
Por otra parte, en stand de Eloísa Cartonera, María expresa con entusiasmo de las novedades que el sello presentó en la Feria. Así, «Eva poseída, tres cuentos peronistas», de Beatriz Vignoli como novedad pero también libros de Pedro Lemebel o Néstor Perlongher, que se encuentran entre lo más vendido y consultado en el stand de la calle Chitarroni.
A la vez, si de ventas se trata, la editorial uruguaya Criatura da testimonio de las buenas ventas que para ellos determinaron haber vendido en un día la totalidad de lo que vía distribuidora venden en tan sólo un mes. Por otro lado, el año pasado, la venta determinó la mitad de lo que vendieron en la Feria del Libro que dura tres semanas contra tres días que duraba la FED, que este año se convirtió en un encuentro de cuatro días.
Paralelamente, Julia Ortiz, quien se encuentra a cargo del sello, cuenta que entre lo más vendido están los cuentos de Mario Levrero, «La máquina de pensar en Gladys» y el reciente «El portero y el otro», pero del mismo autor la joya es «Historietas Reunidas», firmada con el nombre de nacimiento del escritor de culto: Jorge Varlotta.
Al mismo tiempo, el jueves y el viernes desde las 11 horas fue el turno de las compras de libreros y bibliotecarios. En tanto, Malumián comenta que despacharon «cerca de 800 kilos de libros que son de las que están lejos, no de las que están en Capital Federal». «Las ventas fueron buenas los días de semana que fue para un público más profesional. El jueves muchos recuperaron todos los costos y algunos ya los pasaron. En general para muchas editoriales las ventas en la FED son el 10 y 14% de su venta anual», finaliza.
Asimismo, esas ventas se celebran a la vez en el stand de Mil botellas, el sello nacional que tiene la novela de Libertad Demitrópulus «La flor de hierro» como novedad más vendida, pero que apuesta al policial y continua viendo cómo se acercan y vuelven los lectores de los libros de Martín Malharro.
Por otro lado, desde hace un tiempo, la FED presenta la convocatoria para editoriales que están a más de 300 kilómetros con apoyo del Ministerio de Cultura nacional cubriendo pasajes, hotel y costo del stand para que todos puedan participar. «Lo empezamos en el Konex. La lógica es que alguien que viene de Santiago de Chile tiene los mismos costos que alguien que viene de Córdoba: los dos pagan traslado, hotel. Había que resaltar a todos los que se toman un trabajo extra para poder venir a la feria. La limitante de 300 kilómetros es un poco por la joda de que a 301 kilómetros no tenés la obligación de votar», comenta Malumián. Asimismo, el editor aclara que se trata de «catálogos que quizás es difícil encontrar en una librería porque la editorial está en Córdoba y no publica una gran tirada y se reparte en esa zona o le es complicado enviarlos a Buenos Aires».
Asimismo, los que se quedaron con pocos ejemplares y agotaron novedades son Gris Tormenta, de Chile, y Antílope, de México. Así, los primeros vieron cómo se llevaron todos los ejemplares de la novedad con la firma de Alejandro Zambra «Un cuento de Navidad» y sus vecinas de stand, las responsables de Antílope, entre las que se encuentran también autoras Jazmina Barrera e Isabel Zapata, relatan asombradas que pasada la mitad de la FED ya habían vendido el 90% de los ejemplares que habían llevado.
En cuanto a la repercusión y alcance de la presencia de las editoriales de América Latina, Malumián define: «En general las editoriales extranjeras de este tamaño porque les resulta muy caro y el chiste que hacíamos es ‘che somos países limítrofes y nos vemos en Guadalajara’ y ahora éste empezó a ser un epicentro para que nos juntemos, sobre todo, los del mismo tamaño a pensar problemáticas de distribución o acceso al papel, por ejemplo».
En tanto, con descuentos del 20% como en el espacio de la editorial El cuenco de plata o con promociones a partir de la compra de dos o tres libros, los pasillos del Complejo convocaron 3.200 visitantes el jueves y 4.700 el viernes pero a medida que llega el fin de semana, crece el nivel de convocatoria y en el atardecer del sábado la fila para ingresar aumenta.
«En la primera edición había 15 mesas y 15 sillas, en la segunda ya eran 20, la tercera 40 y así fue creciendo y en la actualidad pasan los 300 expositores. El crecimiento es boca en boca y apela a un lector o lectora muy duro, para el que el libro ocupa en su cabeza un lugar muy importante. Por eso creo que lo del jueves funcionó bien porque trasladamos algo de público del sábado y domingo que quiere recorrer la feria tranquilo. En la anterior fuimos 18.000 y en esta edición creemos que llegamos a 22.000», finaliza Malumián, uno de los impulsores del evento que tuvo su jornada de cierre a las 22 horas del día domingo.