La organización El Camino es Cultural, dirigida por sobrevivientes y familiares, llevó adelante el sábado una jornada para recolectar y digitalizar más de 200 objetos que fueron donados, así, esperan llegar a los mil con la finalidad de hacer un aporte al Archivo Nacional de la Memoria.
En tanto, Revistas, pósters, recortes de diarios, fotos, remeras percudidas, entradas y hasta palillos de baterías son parte de más de 200 artículos relacionados a la «masacre» de Cromañón, el rock y la juventud entre 1997 y 2004, que sobrevivientes y familiares ya consiguieron reunir y buscan llegar mediante donaciones a los mil con la finalidad de hacer un aporte al Archivo Nacional de la Memoria.
«El espíritu de esta iniciativa es analizar de manera retrospectiva Cromañón con el paso del tiempo, entendiendo que es muy importante al menos para nosotros saber de dónde venimos para tener en claro hacia dónde vamos», comentó Nicolás Pappolla, sobreviviente y miembro de la organización El Camino es Cultural.
Asimismo, sobrevivientes y familiares de víctimas de Cromañón, organizados en El Camino es Cultural, llevaron adelante este sábado a la tarde una jornada en la sede del Sindicato de Trabajadores Docentes de la Universidad de Buenos Aires (Feduba), situada en Entre Ríos 488, en el barrio porteño de Balvanera, para recolectar, clasificar y digitalizar los objetos que fueron donados.
Esta labor la vienen realizando desde el año pasado, contando con 200 objetos hasta el inicio de la jornada y esperan alcanzar los mil para incluir en el acervo documental del Archivo Nacional de la Memoria, por lo que solicitan donaciones, las cuales pueden entregarse en formato físico o se pueden digitalizar.
«Es algo re importante porque me lleva en el tiempo y me reencuentra con un montón de recuerdos, gente y cosas que una tiene guardadas», comentó Guillermina Pérez, sobreviviente y fanática de La Renga, quien conserva un álbum de fotos con todas las entradas de esta banda «en estado perfecto» y casi toda la colección de la revista «Soy Rock».
Por otra parte, Nahuel Vilas, un sobreviviente y «quemero», recopila materiales sobre la cultura del rock desde 1995. «Tengo entradas de casi todos los shows que fui, los palillos, púas, listas de temas, revistas, recorte del (suplemento) Sí y del No», comentó el hombre que tiene guardadas unas 200 entradas de Los Piojos.
A la vez, otro elemento que guarda es su documento de identidad, el cual había perdido en el recital y conserva las marcas de quemaduras de ese momento, el cual fue devuelto diez días después por un hombre que lo encontró en la zona sur de la provincia de Buenos Aires y viajó hasta su casa para devolvérselo.
Por otra parte, para los iniciadores de este proyecto, el archivo busca conservar la memoria de lo que sucedió en Cromañón, pero a la vez, de un movimiento cultural. «La cultura del rock desde los 90 hasta el 2004 marcó mucho de las vivencias de cierto grupo de gente. Era un lugar de pertenencia, de lucha, de militancia», comentó Vilas.
«Funcionaba como un lugar de reunir gente que no encontraba en la política y en otros espacios mucha representación o empatía, y en el rock sí. Cromañón fue una muestra de solidaridad y empatía», agregó Gonzalo Samudio, también sobreviviente cuando tenía 14 años, quien considera que esta «no es una historia que se sepa mucho» y que aún tiene «muchos pendientes».
Asimismo, en República Cromañón, situado en el barrio de Balvanera, fallecieron 194 personas y más de 1.400 resultaron heridas el 30 de diciembre de 2004, en un incendio ocurrido durante un recital de la banda Callejeros. En tanto, a comienzos de junio, sobrevivientes y familiares pidieron una audiencia con la finalidad de solicitar la pronta reglamentación de la ley de expropiación del ex boliche, que fue sancionada en octubre de 2022 y dispone la creación de un sitio de memoria.