Un informe de la Auditoría General de la Ciudad, muestra irregularidades en la gestión del proyecto “Provisión de Agua Potable a Población Vulnerable” que depende del Instituto de la Vivienda.
Un informe exhibido por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, muestra irregularidades en la gestión del proyecto “Provisión de Agua Potable a Población Vulnerable” que depende del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC).
Asimismo, el auditor general de la Ciudad, Lisandro Teszkiewicz, indica que «la provisión de agua se lleva a cabo en camiones cisterna, privados, contratados a la empresa Ashira S.A., que no tienen claro cuáles barrios deben ser asistidos y si se atienden de forma regular o eventual por no existir un cálculo exacto, de parte del IVC, ya que el programa no cuenta con profesionales especializados para realizar estudios de diagnóstico físicos» indicando que «parece mentira que la Ciudad más rica del país le lleve a parte de su población agua corriente en camiones, facturados por una empresa amiga del Jefe de Gobierno, en vez de hacer las inversiones necesarias para que el agua corriente llegue a todas y todos los porteños».
«El sistema de reparto de agua en camiones nos retrotrae a la época de la colonia cuando pasaba el aguatero; repartir agua en cisternas es un servicio paliativo y contingente, que no debería ser tomada como una política estable, es escandaloso que Rodríguez Larreta, María Migliore (Ministra de Desarrollo Social) y Christian Werle (presidente del IVC) en vez de llevar agua corriente a las y los vecinos, se gasten la plata en pagar los camiones de una empresa amiga», indica el auditor por el Frente de Todos.
Por otra parte, el auditor peronista indicó que la Ciudad no posee un adecuado sistema de registro y seguimiento de los reclamos de los habitantes de los barrios «parece mentira que los reclamos de las y los vecinos solo los registran en una planilla Excel, a la que pomposamente llaman “base de datos de call center”, que cuando la vas a leer está incompleta y que permite que cualquiera modifique o elimine reclamos, sumando que no le dan a los vecinos constancias de los reclamos y entonces no se puede hacer un seguimiento de si los resuelven o no».
«El colmo es que no se producen diagnósticos físicos, informes o mapeos sobre las zonas geográficas atendidas ni sobre las problemáticas socio habitacionales, entonces no podemos saber cuáles de los servicios no pudieron ser satisfechos ni que barrios están más afectados. Ya de por sí es indignante que Larreta reparta agua como en la colonia, pero que ni siquiera haya una planificación o una evaluación de si esos camiones, que contratan Migliore y Werler, le llegan a la gente. Así atendieron la pandemia y por eso tuvimos las situaciones que tuvimos en los barrios populares», se intranquiliza el auditor de Peronismo por la Ciudad.
En tanto los conflictos no se terminan en la planificación de las políticas públicas, Teszkiewicz indica que “en la Auditoría se detectó entre otras cosas, que no se encontró registro de la certificación del origen de las muestras de agua, a pesar de que el pliego lo establece como requisito indispensable para la certificación mensual del servicio». A la vez explica que «se trata de un análisis físico (químico y bacteriológico) efectuado en cada camión cisterna, por un laboratorio habilitado. La empresa tiene que presentar los certificados, y ¿con que nos encontramos?, con que no podemos determinar a qué camión y a qué toma de agua pertenece cada certificado, es decir que no podemos saber cuál fue la calidad del agua que recibió cada barrio».
Por otro lado, además las irregularidades en la ejecución en la licitación, llegan hasta los montos pagados, ya que extendieron el monto de contrato incumpliendo con la Ley Nº 6.301 (Emergencia Económica y Financiera por COVID) que se encontraba vigente en ese entonces.
A la vez, Teszkiewicz finaliza confirmando que «para Larreta todo es un negocio, hasta el agua que se necesita en los barrios populares, y que en vez de urbanizar y llevar agua corriente, reparte el agua como en 1810 en pleno Siglo XXI y en la ciudad más rica del país. Parece mentira que gestionando tan mal las mínimas necesidades de los porteños pretenda ser presidente. ¿Si no puede dar agua en esta Ciudad, se imaginan cómo atendería la sequía en todo el país o le llevaría agua a las zonas desérticas?».