El Centro Cultural 25 de Mayo, es un espacio cultural destacado que se encuentra en el barrio porteño de Villa Urquiza, centro de diferentes eventos organizados para el disfrute de los vecinos y vecinas de la Ciudad de Buenos Aires, visitando los hechos más destacados de su vasta historia cultural.
Sólo resta rememorar las primeras décadas del siglo XX, cuando los vecinos y vecinas participaban alegremente en el día a día de sus queridos barrios, como otros tanto lo hacen actualmente mediante la Participación Ciudadana, pero sin contar con los medios y facilidades que existen hoy día.
En el año 1933, Carlos Gardel cantó en el entonces denominado «Cine Teatro 25 de mayo». Según lo detallaba el afiche promocional, el cantautor «se despedirá del público de Villa Urquiza antes de su partida para Hollywood y Europa». Sería recordado como el último show que el Zorzal Criollo brindaría al público de la querida Ciudad de Buenos Aires. Y pudo realizarse en un espacio que se estaba volviendo histórico, luego de cuatro años de su inauguración.
Los inicios del Centro Cultural
El entusiasmo de los comerciantes del barrio, más a una suscripción pública entre participantes de la comunidad italiana de la zona, fueron las bases donde se asentó la construcción de un cine teatro majestuoso. El Barrio de Villa Urquiza ya tenía salas de cine, pero, esto era un proyecto más grande y ostentoso. En la apertura, el teatro poseía 1500 butacas en su platea, dos balcones y además camarines. Y por otra parte contaba con una acústica digna de los grandes teatros del mundo ; por lo que bien era conocido como el “Petit Colón”.
Desde su inauguración, el 25 de mayo de 1929, por su escenario desfilaron grandes compañías teatrales y las voces de reconocidos cantantes como Libertad Lamarque, Agustín Magaldi, Azucena Maizani, Olinda Bozán y Edmundo Rivero, entre otros. Además del mencionado Gardel, a quien se le atribuyó la recreación de un ciclo cinematográfico tras la noticia de su triste muerte. El cine, habitualmente formaba parte de la programación, tanto así los estrenos nacionales, con los noticiarios, como a la vez, las grandes producciones de Hollywood. Asimismo, se transmitían desde una de sus salas las radionovelas de moda, con la presencia del público.
A pesar de toda la magnificencia de su historia, la triste realidad pudo más y, en el año 1982, debió cerrar sus puertas, y por veinte años el edificio quedó absolutamente abandonado.
Cómo se recuperó
Debido a la participación de los vecinos y las vecinas del barrio, quienes enfrentaron las envestidas de venta y amenazas de demolición, lograron que el lugar se convirtiera a otra actividad, luego el teatro fue recuperado con la colaboración del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y, después de arduas tareas de remodelación, logró abrir sus puertas nuevamente en el año 2008. Pero esta vez, fue para siempre. Teatro comunitario, música, exposiciones artísticas; una inacabada agenda cultural que transforma al Complejo Cultural actual en una de las sedes del BAFICI.
Centro Cultural 25 de Mayo
Desde el 2016, este icónico edificio de la calle Triunvirato engrandece su identidad cultural como Centro Cultural. Progresivamente, fue integrándose al barrio con novedosas y programaciones, y con actividades especiales para todos los vecinos y vecinas. Con las consignas El 25 va a tu casa y El 25 va a tu centro, se brindaron espectáculos itinerantes en los hogares de vecinos y en los centros de jubilados. Con una programación muy variada con obras teatrales del circuito porteño en su sala más importante, sin abandonar el teatro independiente; con danza y conciertos musicales en la Sala Redonda; con el proyecto Camping Cultural, un sitio de juego y de arte para los más grandes y para los más pequeños. Arrimando a la vez el teatro a las escuelas del barrio por medio de funciones especiales. El Proyecto Urquiza, intentó transformarse en un espacio de formación, de taller, de participación y también de creación artística; el proyecto 25 terrazas, en la época de verano, desplegó espectáculos a cielo abierto, con cine, música y gastronomía, para continuar acercándose y afianzando la comunidad del barrio, un espacio de encuentro y disfrute para lograr que las vecinas y los vecinos sean protagonistas culturales en su querido barrio.
Al cumplirse noventa años de la apertura, el Centro Cultural 25 de Mayo festejó acompañado dela comunidad el regreso del cine al barrio. Se realizó una fiesta popular en la que se celebró la recuperación de la antigua tradición cinéfila. La película escogida para esta reapertura fue «Yo soy así, Tita de Buenos Aires», de Teresa Costantini, logrando el 42 % de los votos, film que los vecinos y vecinas pudieron seleccionar mediante una votación organizada por Participación Ciudadana.
Actualmente, el barrio de Villa Urquiza posee nuevamente un espacio para el disfrutae del mejor cine clásico y contemporáneo, que permitió la concurrencia a varios preestrenos de películas nacionales, como «Claudia», de Sebastián de Caro; «Blindado», de Eduardo Meneghelli; «Los adoptantes», de Daniel Gimelberg, y «El día que me muera», de Néstor Sánchez Sotelo.
El hecho de que el teatro continúe estando presente en el CC25 de Mayo, facilitó que el año pasado se invite a participar de una función especial de «Aquí cantó Gardel», obra en la que se homenajeó aquella histórica función que brindó el cantante en el teatro de Villa Urquiza, y que además los vecinos presentes pudieran conocer a los protagonistas. Se tuvo la oportunidad de acercar la nueva puesta de «Las de Barranco», de Gregorio Laferrere, clásico de nuestro, en una vivencia exclusiva que incluyó conocer la puesta en valor que se efectuó en el teatro por medio de una propuesta ganadora de BA Elige, el proyecto llamado: “Ayudas para hipoacúsicos, eliminando barreras”.
El Centro Cultural se ha convertido en un espacio con pleno funcionamiento, imprescindible para el ritmo cultural del barrio y de la Ciudad de Buenos Aires, además de convertirse en un punto de encuentro para diferentes actividades desarrolladas desde Participación Ciudadana. Un rico espacio que nos ha ofrecido una de las anécdotas más destellantes de la leyenda urbana gardeliana. Una noche del año 1933, era tanta la cantidad de gente congregada que se había quedado sin entradas que, después de la función, Gardel, al notar a toda la multitud agolpada , salió a saludar, se arrimó al techo de un auto y comenzó a cantar para todos los presentes. Es así que aquella inolvidable presentación tuvo asistencia no solo adentro de las salas del teatro, sino también a la salida, indicando implícitamente todo lo que el espacio logró ser, un lugar desplegado, abierto, que condujera a la cultura a todo un barrio y aún más allá.